Directoras: Inés París
y Daniela Fejerman
Intérpretes: Ernesto Alterio, Leticia Dolera, Héctor
Alterio María José ARIAS (Madrid)
Semen. Una historia de
amor muestra como se forma una pareja a base de casualidades y con
un comienzo que debería ser el final. Una enrevesada historia
refrescante y divertida que cuenta con el siempre cómico
Ernesto
Alterio y con un maestro de ceremonias de lujo, su propio padre,
Héctor
Alterio, que interpreta a un asustadizo e hipocondríaco
hombre del tiempo retirado del mundo. La chica es
Leticia Dolera,
cara conocida de
Al salir de clase y
Los Serrano, y que
se enfrenta con éxito al reto dos papeles opuestos y a la vez
similares en un mismo trabajo.
Serafín es un biólogo que trabaja en una
clínica de reproducción asistida. Un maníaco del
control al que cualquier cabo suelto le saca de sus casillas y le hace
comportarse como un desequilibrado al borde del precipicio emocional.
Este peculiar e hilarante personaje, como lo califican las propias
directoras, tiene la cara de Ernesto Alterio, uno de los pocos actores
capaces de aunar en un mismo gesto el patetismo y la ternura. Su
cotidianeidad dará un giro cuando tropiece, literalmente, con
Ariadna,
una joven y guapa trapecista empeñada en ser madre soltera.

Un accidente de bici les
hará conocerse y una probeta les unirá, extremo que es
mejor no explicar a pesar de lo previsible. Serafín vive con su
padre, un viejo cascarrabias encerrado en sí mismo y en su
habitación y adicto a las catástrofes. El hecho de que
padre e hijo en la ficción lo sean también en la realidad
dota a la película de una mayor complicidad entre ambos con
gestos y códigos que afloran en cada escena de la forma
más natural.
Desde el primer fotograma, Serafín y Ariadna estarán
sometidos a los caprichosos designios del destino, que jugará
con ellos obligándoles a encontrarse una y otra vez. Así,
la casualidad es uno de los protagonistas principales de esta peculiar
historia. No en vano, el circo en el que trabaja la protagonista se
llama
Serendipity (¿recuerdan la película de
aquel nombre?). Pero no todo queda en manos del azar, ridiculizado en
una escena al más puro estilo
Amelie (sólo
estéticamente hablando), ya que la constancia es otro de los
principales valores a la hora de que se fragüe una historia de
amor.

No se engañen. A
pesar de tratarse de una comedia romántica y fresca no estamos
ante el típico pastelón o castañazo veraniego. Las
directoras de A mi madre le gustan las mujeres han logrado un producto
de una unidad excepcional que parte de la base de que los protagonistas
son los actores y la técnica está a su servicio. La
profundidad de los personajes traspasa la pantalla gracias a su
cercanía. Todos hemos conocido alguna vez a un Serafín o
una Ariadna. Agua y aceite a los que el amor une y el destino parece no
querer juntar.
Contradicciones continuas que provocan la carcajada en el espectador y
la desesperación en los protagonistas. Dos personalidades
opuestas que se complementan de una forma sorprendente. También
hay hueco al sentimentalismo, pero no al bobalicón que provoca
la lágrima, si no aquel otro que termina con el siempre
antiestético caimiento de baba.

El vestuario también
contribuye a la comicidad de
Semen. Una historia de amor, ya
que en una misma escena vemos a una moderna y estrafalaria Ariadna,
para, poco después, contemplar a un repeinado y engominado
Serafín que luce con despiste un hortera y trasnochado chaleco
de punto a cuadros. Mortal. La música es otro de los elementos
que se han cuidado con mimo. Ariel Rot pone voz al tema principal de la
película.
Los diálogos absurdos con frases a medio terminar al más
puro estilo de las comedias de
Hanks o
Capra contrastan
con escenas más propias de
Keaton o
Chaplin.
Guiños a las comedias de antes que aún hoy nos hacen
reír. Alterio borda un papel que
Inés París
y
Daniela Fejerman reconocen haber escrito pensando en
él y con
Cary Grant como inspiración.

Pero ante todo la
película tiene un mensaje para los maniáticos del orden,
el control y la perfección: de vez en cuando merece la pena
poner un poco de caos en nuestras vidas. Y otro para los agobiados: el
estado de incertidumbre más dulce es enamorarse. Ya dijo alguien
que lo mejor que puede pasarte en la vida es enamorarte y ser
correspondido.
Semen. Una historia de amor va de eso y mucho
más. No se la pierdan.